-->



Levantas los brazos

zombi

tu vejiga llena

aviso de huracán

cucarachas por la casa.

Abres los ojos

antes de que suene el despertador

machacando tus últimas gotas de sueño.

Y suena el despertador.


Te explota la cabeza.

No te hacen nada las pastillas.


Sabes que no tienes ropa limpia

que te llamará en algún momento tu tío

para contarte algún chiste sin gracia

mientras se acumulan docenas de palabras

como ropa en el hamper

en las páginas que no has leído aún

y en tus libretas vacías

y en las oraciones que nunca pronunciarás.

Algo dentro de ti quiere salir

como si fuera un espejo

tragando un limón,

esperanzado con que aparezca

algún cuervo en el marco de la ventana

y la peculiaridad de entrever el futuro

sea apenas

una traición propia.


Quieres que se te abra la ciudad

pero la ciudad es apenas una fila

interminable de autos,

autos en fila,

filas de autos,

y ya no sabes si te dará tiempo para leer

todo aquello que no leíste.

¿Para qué tanto leer?


No sabes pedir ayuda.

No sabes decir que sí.

No sabes decir nada.


Escribes por no enfrentarte a la vida

como quien pierde sin ponerse los guantes.

Te sabes una docena de frases clichés

para subirte el ánimo, 

y tu vida es un scroooooooooooooo

ooooooooooooooooooool.

Todo va cayendo en su sitio

como un castillo de arena

rodando con el pulgar hasta la náusea

y aún el segundero en el mismo lugar.


Hace calor aquí

no tienes ningún cohete ni tampoco importa.

No tienes corbata para desabrocharte, 

por lo que te quitas la camiseta

esperando que se evapore el sudor

como un sahumerio, 

pero te chorrea.


Has dejado de fumar

y escribes como quien eyacula

o sufre un paro cardíaco

intermitentemente.


Quieres que las cosas pasen

pero no pasan, 

no haces que pasen, 

no haces que pasen, 

no haces que pasen, 

no haces que pasen,

te cuesta levantarte de la cama

te has peleado una vez más con mamá

y ya no tienes una docena de amigos que levanten tus llamadas.

Sabes que la única oportunidad 

que tendrás será alguna exposición

alguna fiesta del libro

la Blandino

o quizá

o quizá

o quizá

ya es hora de que vuelvas a ver el reloj

y te das cuenta de que cada vez que mamoneas

se hace más y más tarde.

Siempre llegas tarde a todo.

Quieres buscar un cierre

para los poemas que has trabajado, 

pero apenas te queda algo llamado “I Remember”

como una secuencia de oraciones sin orden

que se presentan como fragmentos de la nada.

Los años se suceden así, 

mientras queda un poco de batería en el celular.