13.


No quiero ser un chinito que trabaja 16 horas al día
cortando piezas de pollo con exceso
de harina y jengibre.
No tengo el temple para sentarme a repetir
exactamente la misma clase de ritual,
día tras día,
-pero lo hago-,
ni de caminar los mismos pasos sobre pasos
esperando a que el viernes se convierta
en los acordes estridentes
de alguna canción de los Rolling Stones.
Porque esos pasos que repito como un mantra
[cotidiano,
abren nuevas heridas que quedarán
y que nadie sabrá que existen,
recuerdos constantes
de que dejamos pasar el tiempo,
que ya no te salen con ánimo las metáforas en fila.

Parece que no estoy hecho
para los trabajos regulares,
así como Hank,
que mandó su carta de renuncia al correo para
[volver algunos meses luego
arrepentido y con el rabo entre las piernas.
¡Qué charlatán eres!
Entonces pienso que quizá
si encuentro trabajo como luthier,
o como auxiliar de vuelo,
o profesor guitarra,
quizá así pudiera dejar de sentirme estúpido,
dando clics y armando composiciones tipográficas
con mensajes que a nadie les importa un coño.
¿A quién le importa que estamos a 30 de marzo,
o que puedes pasar los minutos que usas
de tu plan de teléfono al próximo mes?
Quizá hay gente a la que le importa,
que podrá descargar porno de los grupos de WhatsApp
-pero ese es otro tema del que no me salvo-.

Imagino también que en los pica pollos
hay gente que se siente cómoda
cortando alas y muslos
friéndolas por 20 minutos
y acompañándolas con tostones,
al tiempo en que se cortan las uñas de los pies justo antes de percatarse
de que estás en la vitrina añorando esas pechurinas
(sin perder en lo más mínimo el apetito),
y exageras un poco esa parte en el poema
porque sabes que alguien
se reirá del chiste en los recitales,
o quizá estoy especulando
y los chinitos sueñan con tener un trabajo de diseñador gráfico
y armar collages en los que pueden
quitarse las espinillas,
agrandarle los ojos y cambiarles el pelo de color.

Quizá si pudieran
te quitaran la silla para que caigas,
teclearían un montón de comandos
como si tocasen frenéticos un Grand Piano
con alguna pieza inédita
de Beethoven,
te envidian secretamente,
no saben que hay cárceles de aire
que llenan todos los pulmones
y que los días aunque no son iguales para todos,
son un movimiento que pasa como temblor,
muy parecidos los unos de los otros,
nos asusta de la misma forma,
y que igual que tu rostro o su rostro
el reflejo en el espejo del baño
sigue siendo una verdad
y que mañana volverás a despertar
y lanzarás por la ventana el celular.


Poema No. 13 extraído del poemario "Mandala" (2016-2018) y compilado en el libro "Graffiti", publicado por Ediciones Moñohecho en Mayo del 2018.