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Todo bostezo es un llanto mudo

Como sospecharás,
el agua y el libro no se llevan.
Por eso es que he mojado toda tu biblioteca,
proponiendo algunas lecturas de lo sucedido:
primero, dejé abierta la llave del baño de tal manera,
que rebasara las fronteras geográficas de las habitaciones,
pasando por la sala
como un sínodo de peregrinos que siguen a Moisés
por su periplo interminable;
luego cerré las ventanas y las puertas,
poniendo pedazos de colcha plástica
para evitar filtraciones indeseadas
y permitir así que la casa se vuelva un estanque.
Así, de a poco, litros y litros de agua
iban acumulando docenas de libros
con lo mejor de la poesía inglesa,
autores también latinoamericanos,
ensayo, poesía, narrativa,
todo con el mismo grado de importancia
cambiando de color en su afluente destino.
Al mismo tiempo, se iban creando filtraciones
que empezarían levemente a juntar el agua en la mesa del primer piso,
justo encima del mantel de plástico chino
con flores rosado chillón.
En ese oceánico museo de mitologías inconclusas,
los libros iban juntándose de manera inesperada:
los de ficción se encontraban de pronto con los del realismo sucio,
se compartían sus páginas
que se iban deshilachando de los lomos nerviosos
que apresuraban sus voces en una sinfonía marina,
los de realismo mágico buscaban sin éxito los libros de autoayuda
y los cancioneros gitanos se encontraban bailando merengue con el Terror.
En el punto en el que el estanque
estaba lo suficientemente lleno
como para que las palabras
nadarán libremente sobre las olas,
perdiéndose entre las luces filtradas
por las lámparas intermitentes
y las bombillas que iban explotando
al ritmo de la electricidad,
en ese preciso instante, te imaginé llegar de la jornada
con el cansancio habitual de la inexistente clase media,
esperando un baño para olvidar la rutina
mientras las máscaras habituales
caían en sus espirales piruetas.
Me pregunto con mucha curiosidad,
¿cuál de todas las posibles lecturas tendrías,
si acaso en tu desolación tendrías acceso
a cultivar de lleno, fantasías,
o si has de corregir el odio
con un llanto seco de palabras en descuido,
un verbo roto, un principio elástico del miedo?

—Claudio Mena. 
Escrito entre el 2020 y 2023.