Me monto en mi bicicleta, empieza el recorrido. Mientras pedaleo los engranes a fin de alzar el vuelo comienza el proceso de transformación; todo aquello que debí olvidar alguna vez poco a poco se formatea del disco duro cerebral, lo demás se queda intacta. Ya guardé lo imprescindible; hola pajarito, aún me estás sonriendo mientras te esfumas en mi memoria.

Empiezo a despegar del suelo; los discos dorados de mi bicicleta se desprenden de las sombrías manos de la tierra y dejan de sentir el tacto de la gravedad. Estoy mitad arriba y mitad no. Estoy en el medio de todo. Santo Domingo se ve mágica desde aquí.

Mientras atravieso nubes de algodón y mazapán veo la casita que alguna vez fue de mi abuela en la Idelfonso Mella No. 16 en Villa Consuelo. Veo su textura porosa de madera vieja, veo el azul exótico de sus matices. Por lo menos veo lo que recuerdo de ella antes de que la demolieran.

Veo también el techo del vecino de en frente, aquella azotea con la que soñé tantas veces también. Me veo arriba de ella aunque siga flotando entre nubes de colores azules. Juego con la pelota que nunca tuve, miro desde arriba. Sigo mi recorrido.

Paso volando las corpóreas estaciones de los cielos mientras los cierzos golpean mi estratósfera. Estoy en el mismo sitio donde estuvieron alguna vez los dioses del Olimpo. Sobrevuelo Villa Consuelo, San Carlos; sobrevuelo la zona colonial. La zona es la parada obligatoria de mis desinhibiciones y mis paralelismos.

Aquí vale la pena descender y dar una caminata; estaciono mi bicicleta en la catedral y ando. Saludo a toda la gente que me brinda una mirada, una sonrisa o ambas; devuelvo de manera recíproca. Desde aquí, desde este suelo de asfalto y palomas los días son reflejos de interioridades.

Después de andar mucho encuentro mi bicicleta estacionada en otro lugar. La plaza España guarda algún misterio, estoy seguro. Mi abuelita Lina está sentada en un banco, pero no comprendo. Sonríe con todos sus dientes en su debido lugar. Volteo deprisa el rostro de nuevo y ya no está; ¿Por qué me vigilas tanto?

Publicado en el libro “Visiones de mundos e instintos”, en el año 2013.