1. Reflexione lentamente dejando el libro en un lugar en donde quede inmóvil del tacto, desprovisto finalmente de nuestra mirada acusadora y enigmática.

2. Salga discretamente (sin que el libro se de cuenta de ello), y diríjase directamente hacia la librería, la biblioteca o el estante de libros sin leer que esperan ansiosos por ser devorados y provocarnos úlceras mentales.

3. Agarre fuertemente el lomo del próximo libro sin que este se resbale de sus manos (ni se escape), diríjase a la primera página y supere el libro anterior lo antes posible, cosa de que no le de tiempo de sentirse culpable. Todo lo demás es ficción.